Aviso:
“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

Izquierda, gramscianismo y la destrucción de la Familia.


Introducción

La relación entre las realidades naturales y su origen y destino sobrenatural es uno de los temas más propios de nuestro tiempo. En concreto, no se entiende el ataque a que está sometida la familia por parte de la ideología izquierdista y su actual praxis gramsciana, si no se ha pensado primeramente en su profunda realidad, esto es, en la relación que guarda con la paternidad divina.

Establezcamos lo siguiente: Antonio Gramsci, fue un marxista que previó la necesidad de que la izquierda debía adoptar nuevas estrategias y prácticas en lugares y ante situaciones, en que el leninismo no puede ofrecer respuestas ni práctica para imponer la ideología marxista de la izquierda.
Conocemos el curso de la historia y la estrepitosa caída de los socialismos reales, por lo tanto, a excepción de lugares donde impera la corriente maoista, y en países donde las dictaduras socialistas de izquierdas están vigentes,  la situación actual en el resto del mundo, es que  la actividad de la izquierda gravita en torno a la praxis que se desprende de la teoría de Antonio Gramsci, y que con todo su actividad hegemónica la base de sus teorías, en muchos lugares ya la consideran como tesis resultantes irreversibles o camino a ello.
Claramente la “sociedad emergente” (Gramsci), para la izquierda actual es la que impondrá el comunismo en todo el mundo, valiéndose de esta praxis, y la contradicción histórica que ocurrirá por causa de la caída del “globalismo neo-mercantilista” que actualmente promueve el “corporativismo” en sus dos expresiones,  política y económica.

La destrucción de la Familia
En las Tesis sobre Feuerbach escribe Marx que si el origen de la familia celestial no es más que la misma familia terrena, la humana, y es a ésta a la que hay que destruir.
El caso de la familia no es más que un ejemplo, pues la idea global izquierdista es la de destruir, negar o revolucionar, como se dice preferentemente, toda realidad humana que tenga alguna antología con alguna realidad divina.

Aunque la familia está también siempre amenazada por el quebrantamiento de las relaciones familiares, entre cónyuges,   padres a hijos, y entre otros familiares relacionados. No obstante el ataque más directo  lo recibe en la misma medida en que se destruye la estructura matrimonial, en cuanto  a que en el matrimonio se encuentra el núcleo de la familia, y el ataque al mismo no sólo incide en la reacción entre esposos, sino que también se orienta intencionadamente a la destrucción de la relación paterno filial.
Ello está en consonancia con la definición del matrimonio como una unión indisoluble de un hombre y una mujer en orden a la procreación y educación de los hijos.

Engels y la Familia
En efecto, en la conocida obra de Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado , no se habla de la familia más que como el resultado de una determinada concepción del matrimonio. Según Engels basta modificar el concepto de matrimonio para que deje de existir la familia tal como la conocemos.

El ataque izquierdista  consiste estrictamente en considerar al hombre como animal sexual a la vez que como acaparador de riqueza. Las contradicciones son, por otra parte, abundantes, porque se quiere fundamentar en un «primitivismo» en el que desaparecería la monogamia, y quiere concluir en una «liberación» de la mujer por la inserción de ésta en las fuentes de productividad modernas. En general, hoy podemos observar la íntima relación que hay entre la revolución izquierdista y los movimientos feministas que niegan el sentido tradicional de la familia.
Estos movimientos feministas, adquirieron trascendencia  en nuestra sociedad contemporánea en la misma proporción del  apoyo e impulso que imprimieron los partidos políticos de orientación izquierdista y liberal.

El tema que nos ocupa exige, pues, pensar en el sentido del matrimonio sus lazos indisolubles  como fundamento y núcleo de la familia. Los argumentos en favor de la indisolubilidad del matrimonio no son discutidos en esta presentación. Baste  sólo añadir como  una reflexión fundamental de tipo sociológico: ningún contratante aceptaría que en el momento del matrimonio, religioso o incluso sólo civil, se formularan restricciones a su unión matrimonial. Un acto realizado en estas condiciones resultaría grotesco y haría inútil toda la ceremonia. Más aún, ninguna legislación recoge como restricciones a la unión matrimonial las mismas causas, por cierto muy variables, que pueden después ser argumento de divorcio. La profunda razón de ello estriba en que la enumeración de estas supuestas razones para disolver el matrimonio desnaturalizarían el acto mismo del matrimonio y entonces, en lugar de derecho al divorcio, lo que se daría realmente sería uniones ilegítimas, puesto que, con tales ceremonias, no habría estrictamente ningún matrimonio.
Hay un hiato radical entre el matrimonio y el divorcio. Si las causas de divorcio se incluyeran, como debería ser en un acto jurídico realizado con toda lógica, como explícitas menciones de las condiciones en que se celebra el matrimonio, éste quedaría ipso facto desnaturalizado, y no sólo teóricamente, sino que sería imposible prácticamente. Ningún contrayente toleraría que su cónyuge dijera en aquel momento lo que la ley le da derecho a invocar después. Por lo tanto hecha la aclaración dejamos establecido que con el divorcio una cosa es la ley,  y otra la realidad del matrimonio, en la práctica estos ocurren en escenarios inmensamente separados.

Dios y el matrimonio
De la santidad  de la unión matrimonial a la generación de los hijos por la que participamos del mismo don creador de Dios, exige que el matrimonio sea considerado indisoluble. Es obvio y nadie puede negarlo, que la unión inseparable del matrimonio es el único fundamento de la familia.
Más aún, la unión indisoluble entre los esposos es el fundamento de la preocupación, de la entrega, de la dedicación, de los padres hacia sus hijos. Abdicar del matrimonio indisoluble es poner en duda la responsabilidad paternal. Hay un mutuo acuerdo entre la generación natural y la educación espiritual. La relación paterno filial queda garantizada en la teoría y en la práctica por la unión matrimonial perenne, esto a pesar que  muchos defensores del matrimonio indisoluble hayan tenido que pasar por la triste experiencia del divorcio.

El matrimonio no consiste en establecer una relación voluntariamente fijada por los cónyuges, pues de este modo no sabríamos lo que es el matrimonio, ya que su naturaleza dependería en cada caso de la voluntad de los contrayentes. Podría ser un matrimonio económico o social o político o cultural o estrictamente hedonístico, etc. No se podría hablar del matrimonio en cuanto tal.
Todos los aspectos favorables o desfavorables que se juntan en el matrimonio inciden en él meramente como accidentes, y no forman parte de su definición esencial.
Lo medular  es la denominación (entrega ) mutua y total, sin restricciones, en orden a los hijos. Y así como la gestación de los hijos, no es fruto de un arte de la casualidad , de la técnica, sino de la naturaleza creadora, así también la educación no es fruto de la competencia sino de la paternidad. Sólo por ser padres se tiene derecho a educar, y esta paternidad es el resultado de una fidelidad.


La monogamia familiar y el izquierdismo
El izquierdismo , como hemos dicho, le niega a la monogamia matrimonial la efectividad  como una institución familiar natural, sin embargo tiene que reconocer que es  el único matrimonio posible, que con éxito  preserva en futuro la estructura familiar que conocemos, y llevado a efecto por un hombre y una mujer.

Según Engels lo que debe desaparecer del matrimonio es «la indisolubilidad» y la «preponderancia del hombre», y en el presente han agregado la preponderancia de la pareja hetero matrimonial.

Pero la monogamia sin la indisolubilidad y la primacía del hombre son pura palabrería. Sin la indisolubilidad es evidente que se consagra la poligamia de hecho y sin la primacía del varón lo que se pretende es negar el principio de estabilidad matrimonial, pues en ninguna sociedad con éxito y prolongada en el futuro puede haber dos principios de unión. Más aún, esto último es tan evidente que el mismo Engels sostiene en que la «liberación» de la mujer traerá la desaparición de la familia, lo cual sucederá si ella se dedica al trabajo productivo social, y abandona las tareas domésticas: «La manumisión de la mujer exige, como condición primera, la vuelta de todo el sexo femenino a la industria pública y, a su vez, esta condición exige que se suprima la familia individual como unidad económica de la sociedad».(El origen de la familia, de la propiedad privada y del estado. Friedrich Engels,1880.Publicada en 1884)


El Estado
Cuando la familia individual deja de ser la unidad económica de la sociedad, escribe Engels, la guarda y educación de los hijos se convierte en asunto público.
Si la primacía del hombre, esta primacía que expresa San Pablo con un lenguaje que no puede tergiversarse en ningún sentido, es como la causa formal de la familia, el "estar la mujer en casa" es como la causa material de la misma. Por ello, el izquierdismo insiste y le es crucial,  que la mujer sea introducida en el trabajo productivo en las fábricas, y abandonar el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos que pasarían a ser custodiados por el Estado.
Al izquierdismo le interesa presentar el matrimonio cristiano, el matrimonio indisoluble como «la primera opresión de clases» y que, en consecuencia «el hombre es en la familia, el burgués, un opresor; la mujer representa en ella al trabajador oprimido».
Es ineludible hacer notar que tal crítica no recae sobre un determinado modo histórico de entender la preponderancia del varón, sino sobre el hecho mismo del matrimonio indisoluble e incluso de la monogamia misma.

Materialismo y matrimonio.
El craso materialismo del que parte la visión izquierdista  del matrimonio se patentiza muy adecuadamente en un fragmento de la citada obra de Engels que conviene reseñar: «si el matrimonio fundado en amor es el único moral, sólo podrá serio donde el amor persiste. Pero la duración del acceso del amor sexual es muy variable según los individuos especialmente entre los hombres; y la desaparición del afecto ante un amor apasionado nuevo hace de la desaparición un beneficio, lo mismo para ambas partes que para la sociedad. Sólo que debe ahorrarse a las gentes patalear en el inútil fango de un pleito de divorcio»(El origen de la familia, de la propiedad privada y del estado. Friedrich Engels,1880.Publicada en 1884).
Nótese que Engels identifica amor con amor sexual e incluso advierte, lo que no agradaría mucho a las actuales feministas, que el acceso del amor sexual es muy variable entre los hombres y, finalmente, reconoce Engels que el afecto desaparece ante un amor apasionado nuevo.

No hay en este texto demasiadas concesiones ni disimulos: el matrimonio no es estable ni lo puede ser en el supuesto de que se trata de una relación fundada exclusivamente en el amor sexual. La indisolubilidad proviene según Engels del deseo del padre a dejar sus bienes a los que sabe con certeza que son sus hijos. La monogamia resultaría así ser el triunfo del deseo de transmisión de riqueza sobre la apetencia sexual. El matrimonio monógamo es el resultado del triunfo del capitalismo. Si no se hubiera dado la acumulación de riqueza no existiría el matrimonio indisoluble, ni siquiera la monogamia.

No hace falta tener una experiencia extraordinaria ni un conocimiento elevado de lo que es el matrimonio para ver que esta teoría no puede sostenerse bajo ningún aspecto, especialmente hoy día cuando los alcances de la ciencia y tecnología comunicacional permiten a millones tener conocimiento de la realidad de su entorno.


La idea es la misma desde 1884
Pero la idea izquierdista sigue siendo hoy la misma, lo que era en 1884 cuando se publicó la obra que comentamos: La familia está fundada en una opresión, que a su vez tiene por justificación la acumulación de riqueza. En consecuencia, la única liberación posible de la mujer está en la transformación del modo de relación de ella con su entorno, o dicho más técnicamente, en la terminación de la actual división del trabajo. Nótese, pues, que la que sustancialmente cambia de actividad es precisamente la mujer.
La desaparición de la familia se produce justamente cuando la mujer se incorpora al trabajo productivo, «en la gran industria moderna» con palabras del propio Engels. Y se tenemos que agregar algo contundente, la alianza que se ha producido entre el izquierdismo y el “neo-mercantilismo globalista” tiene sus bases en esta premisa fundamental, el abandono de la mujer de su real función en la familia.

Al reflexionar sobre la tesis izquierdista nos damos cuenta de que la familia es una realidad natural fundada sobre una relación natural y que la manera más rápida de destruir una familia es sustituir la idea de la economía doméstica por la preponderancia de la producción social.
La economía domestica, esto es, administración de los bienes domésticos sustituida por producción, esto es, fabricación de productos de intercambio social nose contradicen . El trabajo doméstico es el fundamental  en el quehacer del matrimonio y por esto concluye  Engels que la igualdad de condición con el hombre será imposible «mientras la mujer permanezca excluida del trabajo productivo y confinada dentro del trabajo privado doméstico».


El trabajo doméstico.
«El trabajo doméstico» no puede ser suplantado  el trabajo productivo, ambos se complementan. Así como el adjetivo «doméstico» debería ser opuesto a «productivo», aplicados al trabajo, pero evidentemente no lo es.
Lo verdaderamente contrario al trabajo  productivo y el doméstico, y  que se aplica en último término, es  la contemplación  en el terreno de la acción.

Puesto que se trata de un trabajo en ambos casos, la ordenación, la distribución, la administración, la operabilidad de los mismo, le competen a una ciencia en constante desarrollo, que estrictamente se llama economía, y el desarrollo de esta ciencia esta sujeto proporcionalmente a la adherencia y explicación empírica de sus elementos. Y en la práctica  y realidad el izquierdismo esta en  contra  de la   economía como ciencia básica para el desarrollo den trabajo doméstico y productivo. .

El matrimonio, que tiene por objeto la procreación y educación de los hijos, es una unidad económica, y  no una unidad productiva. En ella pueden realizar trabajo productivo varios de sus miembros, pero sólo puede haber una economía, una administración de estas riquezas. Es esta administración la que confiere unidad material a la familia y la que expresa en lo humano la tarea más espiritual que es la formación de los hijos.

La armonía entre la diferente disposición del hombre y de la mujer frente al trabajo encuentra en el matrimonio y en la familia su natural cumplimiento. Pero en lugar de reconocer que la familia es una realidad natural fundada en una diferente disposición natural de los diversos sexos, el izquierdismo  arguye que la mujer debe conquistar su «verdadero ser» mediante su inserción en un determinado medio social productivo: la empresa social.

El ataque a la familia, la destrucción de esta célula social es necesaria para crear el nuevo tipo de mujer. Las condiciones actuales de nuestra sociedad productiva facilitan la praxis izquierdista a fin de imponer su hegemonía en el poder del Estado. Cuentan con el incodicional apoyo de los grandes intereses corporativos, que no se detienen frente a la posibilidad de romper la estructura familiar, si estan obteniendo ganancias.
Entonces es la familia real, la única posible y existente unidad que viene  a ser el muro de contención tanto para el izquierdismo, como así para que las “corporaciones globales neo-mercantilistas, vuelvan al lugar que les corresponde en una sociedad libre. La familia en su unica estructura conocida hasta hoy, padres, hijos, y relaciones familiares tienen el poder vinculante de defensa de la sociedad libre frente a quienes buscan tener poder para subyugar a la sociedad, y manejarlas bajo el arbitrio de determinadas oligarquías.

Destrucción de la familia insustituble e imprescindible.
Por consiguiente, la destrucción de la familia  es un proyecto insustituible e imprescindible, para la izquierda, no existen reemplazos entre medio, sus estrategias siempre apuntaran a este objetivo, y la actual estrategia izquierdista gramciana en el mundo libre de Occidente, pasa por una alcanzar un total cambio de la estructura familiar, esto y solo esto les garantiza  la conquista del poder político y el dominio de la sociedad.

La idea expresada por Marx en su cuarta Tesis sobre Feuerbach ha de ser pensada por todos aquellos que participamos de la Fe en Dios con profundidad.
El orden natural no es indiferente al orden divino sino que es participación de éste, somos obra de Uno semejante a nosotros.
La grandeza del ser humano que viene a la vida en el seno de una familia no podría ser comparada más que con el mismo acto creador de Dios.

Por consiguiente, la negación última de toda realidad sobrenatural exige la negación de aquello que participa de la divinidad, como son en nuestro caso concreto la primacía del varón sobre la mujer en el matrimonio, la indisolubilidad de esta unión, la dedicación primordial de la mujer al cuidado de los hijos y a las tareas domésticas.

Mas  todas estas realidades que el izquierdismo, tiene como objetivo  destruir,no pertenecen a una determinada imagen de la familia sino a la familia misma en cuanto tal, puesto que es la única posible y la única existente, capaz de sostener al hombre en su esencia inmanente y consustancial a Dios, y rey soberano de la naturaleza creada y existente, por lo que la  defensa de la familia  es vital, en ella esta envuelta la supervivencia de la humanidad.

Por lo mismo, los valores en que se funda la familia no pertenecen a una determinada época ni al dominio de una determinada ideología o situación económica, sino que se fundan en la realidad de la misión que ha de cumplir la familia.
La grandeza de la generación y de la educación han de ser los puntos de vista que fundamenten los requisitos del matrimonio y de la familia. Y estos requisitos fundamentales no están a merced de ningún acontecimiento humano individual o colectivo.

El corporativismo global neo-mercantilista.
El corporativismo global ha sumado condiciones materiales, muy especiales al contribuir al desarrollo científico y técnico en la sociedad, pero torpemente arrastra  con ellas el hedonismo y el consumismo, por mantener niveles de ganancias, y con esto  confabula  para la práctica destrucción de la familia de muy diferentes maneras. Pero si mantenemos una defensa constante de la familia, podremos lograr  que esta expresión económica, sea desplazada como lo fue el “mercantilismo” de antaño, al lugar que le corresponde en la sociedad.

Con  el izquierdismo es diferente, ya que  su tarea  fundamental  es transformar  la realidad,  y para ello  sabe que debe aprovechar cualquier  circunstancias para provocar la desarticulación de la familia, y afirmándose para ello en la defensa de la irreversibilidad de los hechos histórico, vale decir a toda costa si se produce un cambió la actividad izquierdista no intenta que el próximo le ocasione retrocesos en su actividad  ideológica supremacista.
Cuando la izquierda gramsciana, sostiene  la indisolubilidad como un prejuicio burgués incompatible con la liberación de la mujer, no deja opción para mantener la estructura familiar.
Por lo tanto  es el izquierdismo y su ideología, el único que saca provecho práctico de toda actividad, enunciación, movimientos, expresión mediática sofistica encaminada a "superar la época de la preponderancia del marido sobre la mujer”, vale decir todo liberal o”progresista” que se dice anti izquierdista, se transforma en un apologista del izquierdismo. Pueden exhibirse todas las explicaciones posibles, mas después de la caída de la familia, sin ser un extremo lo que le sucede es el imperio del izquierdismo.

La tarea doméstica es trascendental
Por ello lo trascendente es declarar el valor de la tarea doméstica por parte de la mujer, en ello esta incorporado la existencia de la familia, pilar de toda sociedad libre. Dado la existencia y los constantes descubrimientos tecnológicos, que facilitan y modernizan la tarea doméstica, la tarea de todos es buscar la forma de que todas las familias tengan acceso a ellos, y permitir de esa manera que la educación que adquiera la mujer en cualquiera de sus niveles no se dilapide ni se transforme en una motivo de frustración.
En la actualidad es imposible sustraer a la mujer de actividades educacionales, intelectuales y de servicios, pero si es posible, que mediante la operabilidad de la libertad del mercado la mujer no sea desplazada del hogar, y de sus tareas domésticas, obligaciones y derechos  que le corresponden al interior de la estructura familiar.   .

El izquierdismo no oculta que   la incorporación de la mujer a las tareas productivas, son   tendientes a la destrucción de la familia, y para ello aprovecha y explota cualquier circunstancia que contradiga, desprestigie o ridiculice la familia y su estructura conocida.
Constantemente, el izquierdismo ocupará cualquier elemento que contribuya a crear tensión y romper lo que es armonía familiar.

El encantamiento
Todo agente izquierdista debe llegar a  presentar como igual y correcto, lo que primeramente se ha puesto como contradictorio, es el modo de obrar que se desprende  de la dialéctica materialista. Aplicado a la familia esta equivocada desvirtuación de la existencia de Ley de Oposición en todas las cosas, el izquierdismo lo ha transformado en un mecanismo de seducción, ya que sus consecuencias disolventes de lo que malo o incorrecto, ofrecen estas conclusiones o síntesis como dan en llamarlas:
  • La familia, fundada en el matrimonio monógamo, es una explotación de la mujer por el hombre.  
  • La división del trabajo consagra la primacía  del varón como agente explotador, al reducir a la mujer a las tareas domésticas no productivas de riqueza.
  • En la familia tradicional el trabajo doméstico de la mujer no tienen valor.



Conclusión.
En la realidad. el izquierdismo  en su lucha actual por el poder, al igual que en los siglos pasados, no aparta de sus objetivos la destrucción del concepto natural de familia. A partir de la la negación de la indisolubilidad del matrimonio y la obligatoriedad de llevar la mujer al trabajo productivo social. No sólo no ocultan las indicaciones de Marx y Engels  son supuestos para la destrucción de la familia, sino que explícitamente lo afirman y agregan otros elementos que contribuyen a la misma tarea, control de la natalidad, aborto,eutanasia, promiscuidad sexual, fomento de las relaciones homosexuales, etcéteras .

No existe en la agenda izquierdista un nuevo modelo de familia, y es una trampa en la que han caído liberales y progresistas no izquierdistas, que creen estar de lado de la libertad y la democracia.
Para la izquierda  la  simple desaparición de la familia implica que es el Estado  quien debe ocuparse,  tanto de  la manutención como la educación de los hijos. Al perder la  familia su razón de ser,  esta es considerada como una estructura proporcionalmente relacionada  con las necesidades reproductivas, que garantizan las fuerzas de trabajo productivos. Y por consecuencia, como todavía no se conoce un método para que los seres humanos puedan ser ser fabricados, esa función la asume una simple relación entre personas, que no necesariamente tiene que ser bajo la relación de una Familia.
Detrás de  determinadas fórmulas “progresistas” hay  formulaciones doctrinales que tienen ya muchos años de existencia y que obedecen a planteamientos radicalmente opuestos y a fines totalmente inversos a los que sustentan nuestro concepto de familia.
La familia es una realidad tradicional, solemos decir, pero esto no significa que  el fundamento de su constitución sea meramente el resultado de la experiencia humana, que podría ser superada por el mismo desarrollo de la humanidad.

El fundamento de la familia es, por el contrario, trascendente y no tiene otro espejo en el que mirarse que la propia divinidad creadora y providente. La familia siempre ha sido el punto principal del ataque de las fuerzas contrarias a Dios.
En los últimos siglos, los agentes influenciados por la espiritualidad maligna, oposición natural de omnipresencia de la bondad del Creador Universal, han sido y son y serán incansablemente activos para difundir su influencia, y la Familia es el centro de sus ataques.

Obtenemos un  esclarecimiento si contemplamos la realidad natural de la Familia, con los ojos sobrenaturales que nos provee el Espíritu de la Sagrada Trinidad, que alienta nuestra Fe y nos invita a contemplar y a meditar  lo que fue la Familia Santa de Nazaret, de un modo muy especial el papel de María, Esposa y Madre, modelo para todas las mujeres de fidelidad, de santidad,de contemplación, de trabajo cotidiano y doméstico, y aceptó gozosa el dar a luz a nuestro Señor Jesucristo. Dios en la carne.

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