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“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

La Unión Soviética detrás del fallido atentado contra Juan Pablo II

El presidente de la comisión parlamentaria italiana que investiga el llamado “caso Mitrojin” (sobre los espías que trabajaron para el KGB soviético), Paolo Guzzanti, ha afirmado que detrás del atentado contra Juan Pablo II estaba el servicio secreto militar soviético y ha relanzado la llamada “pista búlgara”. El atentado contra el Papa Juan Pablo II en 1981 fue decidido por el dirigente soviético Leónidas Brezniev con el apoyo de los servicios de inteligencia militares soviéticos.
Entre las personas que la comisión consultó figura el juez francés en materia antiterrorista Jean-Luis Bruguiere, quien reveló en octubre del 2004 que estaba convencido de que el atentado perpetrado por el turco Ali Agca había sido organizado por los servicios de inteligencia del Ejército soviético.

Según esa teoría, los servicios secretos búlgaros, involucrados desde el inicio en el caso, sirvieron para ocultar a los verdaderos autores intelectuales, mientras la Stasi, la policía secreta de La República Democrática Alemana (RDA), se encargó de la «desinformación».

Según Guzzanti, Brezhnev pidió a la Inteligencia soviética (GRU) que matara al Sumo Pontífice. “El GRU recibió instrucciones para llevar a cabo un asesinato cuya gravedad no tiene parangón en la historia moderna”, indica el reporte. Según Bielli, sin embargo, no hay evidencias documentadas que confirmen que el GRU estaba en condiciones de contratar tan fácilmente los espías de otros países del este de Europa. (DPA)

Sin embargo, el último jefe del KGB, V
ladímir Kriuchkov, negó negó ayer el fallido atentado. «Estas informaciones son una falacia, más aún, una provocación, un absurdo y un sinsentido», dijo Kriuchkov a la agencia de noticias Interfax al comentar las filtraciones a la prensa del informe.

La “pista búlgara” es la supuesta implicación de los servicios secretos búlgaros de la época comunista en el atentado contra el fallecido Pontífice, el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Guzzanti, del partido de Silvio Berlusconi, afirmó que la comisión considera “que los dirigentes de la URSS tomaron la iniciativa de eliminar al Papa Karol Wojtyla y la transmitieron al GRU -el servicio secreto militar, para que adoptara todas las operaciones necesarias para realizar un delito de una gravedad única”.

El informe parlamentario -informa la prensa local- recoge también que agentes búlgaros dieron cobertura al atentado ejecutado por el turco Ali Agca y que en el mismo participó el servicio secreto de la desaparecida Alemania del Este, la Stasis.

Guzzanti, según la prensa local, no tiene dudas: el atentado fue planificado “por orden de la autoridad militar soviética y después el GRU repartió las tareas.

Respecto a la “Pista Búlgara”, Ali Agca, que cumple condena en una cárcel de Turquía, se refirió a la misma en 1982, un año después del atentado. Agca acusó a Sergei Antonov, ex jefe de las líneas aéreas búlgara Balkan Air en Italia, de ser la persona que debía esperarle tras el atentado cerca de la plaza de San Pedro, para facilitarle la huida. Antonov fue juzgado y absuelto debido a las continuas contradicciones de Ali Agca.

El atentado contra Juan Pablo II se produjo mientras celebraba la audiencia pública de los miércoles y recorría la plaza vaticana en automóvil.

Estudiando las fotos que en ese momento se realizaron, en algunas -sobre todo las que recogen cuando el Papa se desploma tras ser tiroteado y es sujetado por su secretario- se vio cerca del vehículo un hombre con gafas y bigote.

La comisión estudió varias de ellas y según Guzzanti las pericias efectuadas no dejan a dudas y revelan que el “hombre con bigote y gafas” que se ve a pocos metros del “jeep” papal es Antonov.

“Antonov estaba allí. La cabeza de un hombre que se le parece y que sobresale de entre la gente y que mira hacia el Papa ya herido es la suya”, dijo Guzzanti, que agregó que “el búlgaro mintió, al igual que mintieron las autoridades búlgaras y los testigos implicados”.

Juan Pablo II, según dijo cuando visitó a Sofia en mayo de 2002, nunca creyó en la “pista búlgara”, precisando que “estimaba demasiado” a ese pueblo, “como para creer en ella”.
La URSS creía que el vicario de Cristo era un peligro debido a sus contactos con el movimiento obrero Solidaridad de Polonia, su país natal.